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«Todo lo que sea seguimiento telemático de pacientes va a ser tendencia de cara al futuro, especialmente ahora que cualquier brote se puede convertir en pandemia por la movilidad de la gente» – Ester Márquez, Hospital de Vall’Hebron.

Mientras que el proceso de desescalada se va instaurando en más y más países y el nuevo estado de normalidad se impone tras los tiempos más críticos de la pandemia son muchas las nuevas necesidades que surgirán en nuestro día a día y acciones cotidianas como, por ejemplo, acudir a la consulta de un médico, deberán renovarse para dar cabida a un tipo de relación médico-paciente más impersonal pero igualmente eficaz.

En estos casos, el término de telemedicina está cogiendo bastante fuerza. Todos los especialistas en medicina coinciden en que el destino de la medicina es la medicina a distancia. Este nuevo concepto de medicina busca revolucionar la forma en la que los pacientes son capaces de interactuar con todo el sistema de atención de salud.

Los expertos no cesan de advertir de que el riesgo de rebrotes es real, los ciudadanos se adentra en la “nueva normalidad” con la máxima precaución para evitar las nuevas olas de contagios augurados para otoño. Además de las medidas de higiene y protección recomendadas por las autoridades, las aplicaciones móviles y gadgets de salud se convierten en una herramienta más de monitorización y control de la pandemia.

La saturación del Sistema de Salud Pública ha obligado a monitorizar a muchos pacientes (Covid – 19 y de otras patologías) a distancia. “Todo lo que sea seguimiento telemático de pacientes va a ser tendencia de cara al futuro, especialmente ahora que cualquier brote se puede convertir en pandemia por la movilidad de la gente”, apunta la doctora Ester Márquez, del Hospital de Vall’Hebron.

 

¿Por qué se debería aplicar la medicina a distancia?

La Telemedicina, definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “la prestación de servicios de salud (en los que la distancia es un factor determinante) por parte de profesionales sanitarios a través de la utilización de tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para el intercambio de información válida para el diagnóstico, el tratamiento, la prevención de enfermedades, la investigación y la evaluación y para la formación continuada de profesionales sanitarios, todo ello con el objetivo final de mejorar la salud de la población y de las comunidades.

El progreso en las tecnologías de la información y las comunicaciones aplicadas a la salud ha sido fundamental, todo ello junto con el uso generalizado de internet en los hogares y el incremento de las capacidades de los teléfonos móviles y otros dispositivos, que han propiciado el desarrollo de la actual Telemedicina.

La telemedicina se presenta por tanto como instrumento clave para hacer una sanidad más sostenible y mejorar la salud de las personas: ahorro en costes y mayor eficiencia a nivel asistencial, además de suponer una importante mejora de la prestación sanitaria en regiones consideradas inaccesibles o de difícil acceso a la asistencia sanitaria.

Hoy en día, hay ciertas necesidades que el sistema de salud debe comenzar a responder. Entre ellos se encuentran el aumento de los costos de la atención médica; el deseo (en muchos casos demanda) de los pacientes y sus familias para tener mayor atención de sus proveedores de atención médica; la cronificación de muchas enfermedades  (y el consecuente aumento en el número de pacientes crónicos que necesitan atención); y la escasez actual de profesionales de la salud. La medicina a distancia es una de las tecnologías clave para abordar cada una de estas necesidades de atención médica en un futuro cercano. ¿Cómo? Reduciendo costes y optimizando el volumen de recursos.

En definitiva, la telemedicina contribuye a reducir el número de visitas al especialista de pacientes con enfermedades crónicas tipo diabetes de difícil control, pacientes con insuficiencia cardíaca y problemas de coagulación, al tiempo que facilita la comunicación entre hospitales.

El objetivo de poder ofrecer este servicio en los principales centros médicos y hospitalarios, además de reducir en gran medida la saturación de pacientes en los mismos y evitar posibles contagios de patógenos entre ellos, es adelantar un posible diagnóstico para la persona. De esta manera, se evitan traslados innecesarios de pacientes, así como la repetición de las pruebas realizadas en el hospital de origen. Asimismo, ante una operación urgente los especialistas pueden anticiparse y valorar los escáneres, resonancias magnéticas y radiografías, entre otras pruebas, antes del traslado y posterior operación del paciente.

A su vez, el seguimiento de los pacientes con enfermedades crónicas es otra de las aplicaciones de la telemedicina.

Como ejemplo, esta nueva tecnología se está aplicando desde hace algunos meses en el Hospital Clínico de Málaga, donde permiten, entre otras cosas, a los facultativos de la unidad de Corazón controlar y monitorizar online a pacientes con insuficiencia cardíaca que tienen implantados desfibriladores subcutáneos.

Otro caso es el de las personas con diabetes de tipo I de difícil control, donde en el mismo hospital ofrecen a determinados pacientes la posibilidad de sustituir las visitas rutinarias al hospital por el envío de información sobre valores de glucemia, cantidad de insulina, alimentos ingeridos y actividad física realizada a través de internet. Luego, el médico les contesta en un máximo de 48 horas a través del correo electrónico o mensaje de teléfono móvil.