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«Especialmente en tiempos excepcionales, como la crisis actual, la conectividad permite que las empresas sean meno vulnerables y les ayuda a mantener el equilibrio» – Rolf Najork, miembro del consejo de administración de Bosch.

Haciendo un poco de historia, llevamos ya tres revoluciones industriales, y todas ellas se han producido en más o menos 300 años. Un tiempo relativamente breve teniendo en cuenta los miles de años de invenciones que ha desarrollado el ser humano.

Cada vez vemos coches más eficientes, fábricas más potentes y ciudades más conectadas. Y lo mejor de todo, es que prácticamente cada año se van perfeccionando todos los procesos y objetos.

No obstante, muchos expertos afirman que está a la vuelta de la esquina otra Revolución Industrial.

En este sentido, no hay que confundir los términos de optimizar y automatizar, y este último término es el que vendrá de la mano de la Cuarta Revolución Industrial y su máximo exponente, la Industria 4.0.

Sí, aunque la llamen industria 4.0, inteligentes o fábricas del futuro, la realidad es que ya están más próximas de lo que creemos. Producción inteligente, beneficio medible y conectividad por doquier, en el orden que se desee, son algunas de las claves de este nuevo modelo de empresa que busca la integración del trabajador con su entorno para dar como resultado procesos y gestiones más productivas y eficientes.

Herramientas como la Inteligencia Artificial (IA), el trabajo en remoto o la Realidad Aumentada/Virtual resultan de enorme utilidad a la hora de asegurar la distancia social y reducir el riesgo de infecciones, donde la proximidad física es un auténtico desafío.

En este tipo de empresas, los cambios de turno se pueden manejar digitalmente. La digitalización de la industria permite la monitorización remota y el  mantenimiento de sistemas y máquinas sin necesidad de un técnico en el sitio. El software inteligente puede rastrear productos y entregas, y garantizar la reposición desde cualquier lugar. Todo esto es posible gracias a la Industria 4.0 – Revista MuyInteresante.com

Para poder comprender cómo será realmente la Cuarta Revolución Industrial, es necesario averiguar qué es una Smart Factory o fábrica inteligente.

 

SMART FACTORY O FÁBRICA INTELIGENTE: QUÉ NOS DEPARA EL FUTURO DEL SECTOR INDUSTRIAL

Imagina que, en lugar de abrir una puerta para entrar a trabajar, tienes que bajar por unas escaleras y poner un ojo cerca de un sensor. Incluso puede parecer un absurdo, pero empresas como Siemens imaginan las fábricas del futuro construidas por debajo del suelo.

Este concepto de fábricas subterráneas posibilita eliminar el impacto visual que generan muchos polígonos industriales, a la vez que reducen los costes energéticos de las instalaciones.

Pero este cambio, a pese a ser el más visual de todos, no es el único que se espera que adopten las conocidas como Smart factories o fábricas inteligentes.

La verdad es que no ni los mismos ingenieros o expertos en la materia se imaginan qué elementos poseerán las industrias del futuro. Sólo parece que hay bastante unanimidad en qué será una Smart Factory  y qué se perseguirá con ella.

En muchos sentidos, la tendencia correrá a que la fábrica inteligente será una materialización de lo que se pretende conseguir con la implantación de la industria 4.0: la automatización y sostenibilidad de las industrias. O lo que es lo mismo, que todas las fábricas aprendan de los cambios del mercado y que todo esto sirva para determinar los flujos de producción que se deben alcanzar, siempre teniendo en cuenta el respeto hacia el medio ambiente para no seguir con los efectos de la contaminación.

 

EL IoT Y LA IA COMO CLAVES PARA EL CAMBIO

Las soluciones conectadas ayudarán a que la fabricación y la logística sean más simples, más eficientes, más flexibles y también robustas.

La fábrica del futuro se reinventa constantemente según las necesidades. Se guía por la visión de una configuración de fabricación que puede producir miles de productos y variantes diferentes, hasta un tamaño de lote unitario, sin la necesidad de costosas modificaciones. Con la ayuda de la Industria 4.0, es posible aumentar la productividad hasta en un 25% en localizaciones individuales.

Tomando el ejemplo de Bosch, la transición en la industria automotriz significa presión sobre los costes de su división de propulsión, así como presión para adaptarse. Precisamente por esta razón, la división invertirá unos 500 milloes de euros en digitalizar y agregar conectividad a sus operaciones productivas en los próximos años. El ahorro esperado será el doble: aproximadamente mil millones de euros para 2025. Y se espera que con el uso de la inteligencia artificial (IA) este ahorro aumente. El enfoque está en soluciones basadas en IA para el mantenimiento predictivo de maquinaria, para garantizar la calidad y para mejorar los procesos productivos. – Revista MuyInteresante.com