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«El coche autónomo traerá una revolución en los servicios de movilidad.

Y esta revolución ha llegado para quedarse»

Ángel Alonso.
Catedrático Universidad de León

Las innovaciones en el sector automovilístico avanzan diariamente a pasos agigantados, y muchas de estas novedades están estrechamente relacionadas con alcanzar una mayor seguridad y comodidad para los usuarios, pero ¿es esto siempre así?

En el siguiente artículo, hablaremos sobre una de los próximos avances que se avecinan en los años venideros en este sector: los coches autónomos. ¿Serán más seguros y eficaces que los conducidos por humanos? ¿Podrán resolver parte de los problemas que implica hoy en día a industria automovilística como la contaminación o su incidencia en las grandes urbes? 

“El 70% de los consumidores creen que los coches autónomos conducirán mejor que los humanos o superarán las capacidades humanas en 2029”. Así afirma la encuesta realizada por ANSYS, líder mundial en simulación de ingeniería que actualmente trabaja para proyectos de coche autónomo como Volkswagen, BMW o Ferrari.

Como datos relevantes de dicha encuesta, cabe destacar la enorme confianza del consumidor en relación a la seguridad y capacidades de estos coches autómatas. Pero no sólo están seguros de sus supuestas habilidades, sino que afirman más de la mitad de los encuestados que se sentirían totalmente seguros viajando en un automóvil autónomo por el resto de su vida. 

Con una clara apuesta por el mercado joven, especialmente enfocado en Asia, Europa y Norte América, el 88% de los usuarios entre 25 y 34 años declararon sentirse totalmente convencidos en la compra y uso de un automóvil autómata en un futuro (al contrario del 43% de los encuestados mayores de 65 años quienes revelaban que nunca viajarían en un coche así).

«El 71% de los consumidores creen que en 10 años los coches autónomos serán
mejores a la hora de conducir que los humanos«

Estudio ANSYS

Pero, ¿cuáles son las ventajas y desventajas que nos deparan esta nueva modalidad de transporte?

Actualmente, son muchas las empresas automotrices las que están desarrollando sus primeros prototipos de vehículos particulares totalmente autónomos, que superan la idea que tenemos hoy en día de un coche personal. 

El prototipo EZ-GO de Renault es un taxi autónomo para áreas urbanas, cuyo diseño de las puertas de acceso está creado teniendo en cuenta a pasajeros discapacitados. Incluso su cabina forma una U, permitiendo una completa interacción entre los pasajeros. 

Renault espera que este dispositivo esté disponible para su uso en el año 2022.

Por su parte la impresa Icona llama a su prototipo “sala ejecutiva con capacidad de movimiento autónomo”, donde los asientos se convierten en camas para viajes de larga distancia. No obstante, este modelo tan solo estará disponible en salas de exposición. 

Pero sin duda, uno de los progresos más notables en este sentido lo ha llevado a cabo la empresa Audi junto con Airbus creando el llamado Pop.Up Next; un vehículo pensado para que la conducción autónoma y el vuelo autónomo estén inter-conectados.

Como taxi, el Pop.Up Next se usa como dron para ir a buscar a los pasajeros. Cuando aterriza, el dron emerge y la base rodante se une para llevarte a tu destino. 

Todos estos cambios convertirán a lo que entendemos hoy en día como coche en un elemento totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados. Sin embargo, ¿resulta tan fiable y factible su fabricación y puesta en marcha en el mercado? Y lo más importante, ¿será seguro para los futuros pasajeros? 

A raíz de algunos de los acontecimientos más recientes (el más grave, en el que una mujer de 49 años ha fallecido tras ser atropellada por un vehículo autopilotado de Uber en Arizona), la fiabilidad y efectividad de estos coches se ha vuelto a poner en entredicho. Así, te acercamos los problemas más comunes que, hoy por hoy, pueden surgir en relación a los coches autónomos. 

Unos de los contratiempos más laboriosos; y sin embargo el menos evidente, son los vacíos legales que existen hoy en día para regular este modelo de automoción. Por ejemplo, en caso de un accidente, no están claros los aspectos que especifican de quién es la responsabilidad del siniestro, si del conductor (aunque apenas interactúe). Además, tampoco se han creado unas normas claras y estrictas que contemplen cómo deben actuar los seguros de coches.

Por otra parte, es importante destacar que, aunque un coche autónomo debe estar preparado para actuar ante cualquier incidencia de la vía, en realidad, sus decisiones no siempre coinciden con las que tomaría un conductor.

Por ejemplo, en caso de un posible riesgo, este tipo de vehículos podría favorecer la seguridad de un peatón que esté cruzando, antes que la de los usuarios que se encuentran en su interior. Así, todavía han de pulirse algunos detalles en los algoritmos que les ayudan a tomar este tipo de decisiones, para que no se produzcan errores que acaben perjudicando la seguridad vial.

Esta misma situación también puede aplicarse a la conducción del vehículo en condiciones de tiempo adversas, donde estos coches presentan una falta de precisión notable y sus herramientas no tienen la misma percepción de la vía y de su entorno que puede tener una persona.

Además de mantenimiento más exhaustivo y de su coste elevado (y a menudo poco realista para el público en general), otro de los aspectos más preocupantes está relacionado con cómo estos vehículos circularán en caso de que una vía esté cortada o en obras. No son capaces de transitar con normalidad en las zonas con asfalto irregular o por una calle que no se vea reflejada en su mapa, así como tampoco aprecian las señales que están en mal estado; lo que nos lleva a uno de los últimos inconvenientes añadidos a este tipo de vehículos, y es que son un blanco perfecto para los hackers, lo que puede suponer un grave riesgo para la seguridad de los pasajeros.

De hecho, en la Universidad de Washington descubrieron una forma de confundir a estos vehículos sin apenas esfuerzo. 

En definitiva, el futuro del vehículo particular nos deparará muchos cambios increíbles en lo que hoy en día entendemos como conducción; pero estos cambios han de ir ligados a garantizar una completa seguridad personal y física de sus futuros consumidores.