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Después de las criptomonedas, el concepto asociado a las finanzas y la tecnología que más repercusión está teniendo durante los últimos tiempos es el denominado blockchain. A priori, se trata de una idea de difícil digestión que, sin embargo, una vez se profundiza en ella no lo es tanto.  

Pero, ¿qué es una blockchain y para qué se utiliza? Antes de explicar su funcionamiento, es importante entender que hay muchas cadenas de bloques, tantas como quedamos. Pueden estar interconectadas y pueden usarse para muchas cosas distintas. Las hay de dos tipos, públicas y privadas. Las primeras son sobre las que trabajan bitcoin o thereum, y son de acceso libre. Las segundas tienen usos concretos y sólo pueden entrar quienes digan los propietarios.

Ahora veamos una situación típica en la que podría aplicarse el concepto blockchain. Una persona (A) transfiere 2.000 Euros a otra persona (B). La lógica actual dicta que A debe pasar por su banco para realizar la gestión, y que su banco contactará con el banco B para realizar el apunte financiero. En el trámite no se mueven billetes de un lado a otro, basta con que los bancos, intermediarios, se pongan de acuerdo en el cambio de los balances de cuentas. Pues bien, lo que haría el blockchain sería eliminar estos intermediarios.

La tecnología de moda sirve para descentralizar este proceso (muchos otros) para que el control absoluto pase a manos del usuario. Pero, ¿qué es exactamente el blockchain? Resumiéndolo mucho, se trata de un gran libro de cuentas en el que los registros (los bloques) están enlazados y cifrados para proteger la seguridad y privacidad de las transacciones. En otras palaras: una base de datos segura, gracias al cifrado, que se puede aplicar a todo tipo de transacciones.

La cadena de bloques (blockchain) sólo funciona si hay varios usuarios (nodos) que se encarguen de verificar esas transacciones para validarlas y, de ese modo, el bloque correspondiente a dicha transacción se registre en ese gran libro de cuentas que el blockchain.

¿CÓMO FUNCIONA UNA TRANSACCIÓN CON BLOCKCHAIN?

Volviendo al ejemplo anterior de A y B, debemos tener en cuenta que esas supuestas personas no están solas, sino que forman parte de un grupo de usuarios implicados en la comprobación de que el proceso se desarrolle de manera correcta. Si A decide retirar un bitcoin de una cuenta para dárselo a B (la alusión al bitcoin no es casual, en parte el blockchain ha nacido para posibilitar el tráfico de las criptomonedas), primero tiene que comunicárselo a todo el mundo. Con una particularidad: nadie sabrá quiénes son A o B. Solo saben que desde una cartera digital (equivalente a una cuenta) se requiere transferir esa cantidad conocida.

De manera que, A revela sus intenciones sin desvelar su identidad, el resto de usuarios comprueban que A tiene suficiente dinero, y si lo tiene, todos los usuarios anotan la transacción, que pasa a formar parte del bloque de transacción. Lo dicho, la transacción por consenso. Con el paso del tiempo, más y más transacciones se completan y pasan al blockchain, que tiene una capacidad limitada. Cuando el bloque se llena, llega el momento clave de la validación o el sellado definitivo.

Y en este punto entra el concepto de la minería bitcoin. Minar consiste en realizar una serie de cálculos con el objetivo de que los bloques queden registrados de manera permanente en la cadena, y que no puedan ser modificados sin que se alteren todos los bloques enlazados a él.

Añadir nuevos bloques es un proceso costoso, lo que hace normalmente que los “mineros” trabajen agrupados en los famosos pools (una especie de cooperativa), en lugar de trabajar por sí mismos. Cuando un minero resuelve los problemas criptográficos del sellado de un bloque, avisa a los demás, éstos comprueban que efectivamente ha sido bien sellado y añaden el bloque a la cadena de bloques completa que tienen en sus ordenadores.

¿CUÁLES ESTÁN SIENDO SUS APLICACIONES?

Actualmente, el concepto de blockchain está en pleno auge, y son varias las plataformas que lo están usando durante la crisis del COVID-19 para gestionar donaciones.

Por poner un ejemplo, el IBM y social ComGo han lanzado la plataforma Stopcovid.io que permite a las personas ver los resultados a tiempo real de sus aportaciones. Stopcovid.io, una plataforma basada en la nube pública de blockchain con la que es posible gestionar las donaciones a entidades que ayudan a los afectados por el coronavirus en España de una manera transparente y totalmente trazable, permitiendo a las personas ver sus resultados.

Según IBM, ya son más de 120 entidades sociales se han unido ya a Stopcovid.io, desde pequeñas ONG hasta organizaciones de gran alcance, y la plataforma está abierta a todos los agentes sociales de manera altruista con tecnología financiada y provista por la empresa informática.

Este sistema permite gestionar las donaciones a organizaciones solidarias a través de la tecnología blockchain, en la que todas las operaciones son transparentes. De esta manera, los usuarios pueden comprobar el destino de la cantidad donada.

La plataforma permite a ComGo adaptarse rápidamente a los crecimientos de las cargas de trabajo, como consecuencia de la actual campaña Stop-Covid. – periódico El País.

 

Como otro caso, el fútbol también se ha unido al negocio del blockchain. Clubes como el Barça, el Atlético de Madrid, la Juventus o el Paris Saint Germain se lanzan a vender ‘tokens’ para monetizar la fidelidad de sus hinchas.

Debido a la crisis del coronavirus, hace tiempo que la industria del fútbol busca el negocio lejos de la venta de entradas. Ahora, con los estadios convertidos en cascarones vacíos, se acelera este proceso. La evangelización de los aficionados globales, de Vietnam a California, está entrando en una nueva fase, y de la misma forma que internet y las redes cambiaron la relación entre los clubes y seguidores, ahora blockchain abre las nuevas vías de relación, y de negocio.

La intención es crear una plataforma de compra e intercambio de tokens – fichas digitales – para los aficionados de, de momento, ocho clubes de primer nivel, como la Juventus, el Paris Saint Germain y el Atlético de Madrid.